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Unos días en la Alpujarra Granadina

a cat sitting on top of a bed

Navegando por la red encontramos un artículo, escrito por el blogger Lui G. Marín, en el que nos relata su experiencia tras pasar unos días en las Alpujarras. Nos han gustado tanto sus impresiones, así como sus fotografías, que queremos compartirlas con vosotros:

“Estos días, una revista de viajes se ha puesto en contacto conmigo para interesarse por algunas de mis fotografías de las Alpujarras e ilustrar con ellas un reportaje sobre esa comarca de nuestra comunidad, sus pueblos, su artesanía, sus costumbres, naturaleza, gentes, senderos… La foto que más le ha llamado la atención al redactor de dicha revista es esta que encabeza este post, un gato, (creo que era una gata) tomando el fresco entre las típicas jarapas de la zona, en este caso en el pueblo de Pampaneira.

Eso ha hecho que desempolve del disco duro portátil un álbum que casi tenía olvidado desde que en diciembre de 2009 nos escapáramos unos días a las Alpujarras granadinas, a Pampaneira, en pleno Barranco de Poqueira. Fue justo antes del puente de la Constitución-Inmaculada por lo que apenas encontramos turistas, lo que tuvo sus ventajas e inconvenientes. La principal ventaja fue poder disfrutar de esos pueblos tal y como son en el día a día, sin exceso de público, encontrar carreteras vacías, así como bares y restaurantes sin problemas para encontrar mesa. El inconveniente estaba en que para un urbanitas acostumbrado al bullicio y el ambiente de una ciudad, pasear por calles casi vacías, sin ambiente, llega a cansar, y los primeros dos días estuvo bien, pero al tercero ya empiezas a sufrir un extraño síndrome que no se si está descrito por la ciencia. Sobre todo teniendo en cuenta que a las 7 de la tarde ya no había quien estuviera en la calle, con esa oscuridad y ese frío.

Pero claro, todo es saber disfrutar de lo que tienes en ese momento. Cuando paseamos por las calles semidesiertas de Pampaneira, descubrimos una bodeguita en la que nos calentamos con unos vinos de la zona y unos platos de jamón recién cortados. Y en ese momento creo que nos cambió el chip, nos dimos cuenta de lo privilegiados que éramos en ese momento, perdidos en una pequeña tasquita de un precioso pueblo a los pies de Sierra Nevada. En medio de un espectacular paisaje de montañas, arroyos, aire limpio y tranquilidad, mucha tranquilidad. Aprovechamos esos días para conocer varios pueblos de la zona, de la mayoría de ellos no recuerdo el nombre, solo de los que estaban más cercanos a nosotros, Capileira y Bubión… pero si me tomo la molestia de mirar un mapa ya me suenan otros como Pitres, Busquistar, Pórtugos y por supuesto Trévelez… sin olvidarnos de Órgiva (entrada a la comarca). Incluso hicimos un intento de subir a O Sel Ling el centro de retiro budista que tuvo sus inicios con el pequeño Osel a quien se le atribuyó ser la reencarnación del Dalai Lama, pero desistimos en mitad del camino debido al frío, el viento, la lluvia, la altura y las condiciones de carretera, (claro, por eso es un centro de retiro).

En definitiva unos días de relax en un entorno casi idílico. Creo que durante esos días el lugar nos atrapó hasta el punto de que el último día al coger el coche nos encontramos con una capa de hielo cubriendo todo el cristal delantero… y claro de todo se aprende algo, rara vez un malagueño se va a encontrar con semejante situación, así que preguntando a los vecinos la mejor manera de quitar esa capa de hielo, nos encontramos con que la respuesta estaba en nuestra cartera: Una tarjeta de crédito o similar, con eso te pones a rascar y sale perfecto.”

Si quieres visitar la Alpujarra, no dudes en visitar nuestra “Excursion Alpujarra“.

Fuente: Diario de un Camaleón – Sur.es